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10 cosas que odio en una web

¿Has entrado alguna vez en una web para descubrir que un contenido interesante es arruinado por lo que le rodea? A mí me pasa a menudo y por ello quiero repasar las cosas que más me molestan de las webs con las que me encuentro a diario.

cosas que odio en una web

Algo que todo el que tiene un blog o cualquier proyecto web quiere es atraer tráfico. Pero no todo es conseguir el click que entre a tu página, hay que mantenerlo y conseguir que vuelva periódicamente. O por lo menos que no tenga la determinación de no volver jamás. Para ello, la experiencia de usuario es fundamental. Ya no se trata de ponerlo fácil, sino de eliminar las trabas o las molestias que ponemos a nuestros visitantes.

La primera impresión es la que cuenta y a menudo me encuentro entrando en webs con contenido de calidad que incluso querría compartir, pero su apariencia y funcionamiento no los hacen dignos de ser recomendados. Y es una pena. Por eso. quiero señalar esos detalles odiosos en blogs con buen contenido que lo arruinan a base de intentar forzar al lector en lugar de invitarlo de forma natural.

 

Que la barra social lateral tape el texto

En el top de cosas que me incomodan de una web están las dichosas barras laterales de botones sociales que acompañan tu scroll vertical. El problema no es tanto, como podría pensarse, la ubicuidad de esta barra o que te siga a todas partes. El verdadero problema es que se implementa sin tener en cuenta la plantilla utilizada, de modo que llega a tapar las primeras letras de cada línea. No sé en qué cabeza cabe lanzar tu web en dichas condiciones, pero se ve a menudo. En los casos menos graves, suele dejar un margen nulo entre barra y texto, que también ofrece una sensación visual bastante desagradable.

Demasiado marketiniano

En el sector de los blogs sobre marketing hay unos tics muy desarrollados y copiados hasta la extenuación. Los insistentes popups de suscripción, un uso extremo de los enlaces internos o las casillas de «Twitea esto» son detalles que, especialmente combinados, me hacen ver que un blog está demasiado prefabricado. Sé que me tienes que vender algo, pero procura que no sea tan evidente, porque de esta forma estaré demasiado alerta para que me puedas convencer. Y es que si tu táctica de persuasión está ya muy vista, se adentra en el peligroso terreno del spam.

Que no deje seleccionar el texto

No sé tú, pero yo tengo la manía de resaltar parte del texto que leo con el cursor. Hay ciertas páginas, que deshabilitan esta opción con el objetivo de que su texto no sea copiado. No sólo no lo consiguen -pues si alguien quiere copiar ese texto lo va a sacar del código fuente-, sino que desorientan y nos hacen pensar que hay algún problema con nuestro ratón o pantalla. En definitiva, al no comportarse como una página web al uso, crean una sensación frustrante. Si ya deshabilitas el botón derecho del ratón, a tus familiares les pueden pitar los oídos.

Fotos de stock

No hay nada malo en usar fotos de stock adecuadas a lo que quieres transmitir. ¿Pero de verdad tienes que poner esa foto de oficina estadounidense con gente guapa sonriendo mientras miran un Excel? Supongo que será un Excel de chistes, porque las hojas de cálculo muy divertidas no suelen ser. En fin, hay que pensarlo bien, pues a lo mejor crees que este tipo de clichés denotan profesionalidad y lo que el visitante ve es algo artificial y de dudosa fiabilidad.

Formularios de contacto

De nuevo, los formularios de contacto son estupendos en muchos casos. Permiten al visitante pedir información de un modo formal, suscribirse a un boletín, etc. Pero nunca jamás hagas que un formulario de contacto sea la única forma en que el usuario puede llegar a ti. Para el usuario que tenga una necesidad urgente, un formulario significa un trámite, burocracia, lanzar un mensaje al aire y rezar por que llegue y sea respondido. ¿A que no suena atractivo? Con las alternativas que existen hoy en día, email, chats, teléfono, social media… debes ofrecer más opciones o parecerá que te escondes detrás del formulario.

Clickbait

Conocemos como «clickbait» las técnicas de elaborar titulares o descripciones que atraigan la atención a toda costa. Sería como el sensacionalismo en la era de Internet. No por éticamente fraudulenta esta técnica deja de funcionar y grandes portales de nuestros tiempos como Buzzfeed son famosos por su contenido pobre pero con cebos para nuestra curiosidad. Pero si queremos forjarnos una reputación, algo fundamental si nos enfocamos al marketing de contenidos, nuestros reclamos tienen que estar en línea con el contenido y no defraudar.

Links que abren en nuevas pestañas

Hubo un tiempo en que las pestañas de los navegadores eran una novedad y aún no nos habíamos adaptado a ellas. En ese momento, incluir enlaces que por defecto se abriesen en nuevas pestañas tenía sentido porque quizá queríamos abrir un nuevo contenido sin abandonar el nuevo. Ahora mismo resulta molesto, todos sabemos abrir enlaces en nuevas pestañas cuando queremos y yo cuando hago click en un enlace normal, lo que quiero es que se cargue sobre la misma pestaña.

Buscando la barra de búsqueda

La búsqueda dentro de una página web es fundamental. Esconderla, ya sea por ponerla demasiado abajo, tener que desplegarla de alguna manera o hacer un cuadro tan sutil que no se ve fácilmente, es un gran error y puede generar mucha frustración al visitante.

Demasiado CTA

Esta suele ser otra de las grandes obsesiones del marketing. De acuerdo, quieres conseguir algo, pero no agobies al usuario pidiéndole que se suscriba, que descargue tu e-book, que te pida un presupuesto y que entre a tu tienda, todo dentro de una misma página. Probablemente ese visitante sólo haya llegado ahí para leer un contenido y tu acoso no contribuye a que se quede. Si de repente le pones todo el bazar chino delante, va a huir sin mirar atrás con la sensación de que quieres chuparle la sangre.

Ortografía

Termino con un clásico que espero que nunca pase de moda. Hay un cierto nivel de tolerancia, pero demasiados errores ortográficos concentrados pueden ser la ruina. Pongamos que entro en un artículo y veo un error grave en la entradilla y otros dos en el primer párrafo. ¿Qué pensaré de ese texto y, por tanto, de su autor? «Descuido, falta de empeño, contenido hecho primando la velocidad sobre la calidad…». Ya dará igual que el fondo del texto parezca de un experto de primer nivel en la materia. No me animará a quedarme y desde luego, no pienso compartir un texto chapucero con mis contactos.

 

¿Tú también opinas que este tipo de prácticas odiosas y molestas determinan cómo valoramos los contenidos en Internet? Es indudable que es importante cuidar las formas y la experiencia de usuario. ¿Qué es lo que más te molesta en tu navegación diaria?

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