El mundo de los ordenadores ha entrado fuerte en las series de último cuño. La tecnología nos rodea y se ha convertido no sólo en medio para el consumo audiovisual sino en asunto propio de esta nueva ficción, que va desde el drama a la comedia. Las series geeks están aquí y han venido para quedarse.
La informática envuelve tanto nuestro mundo que ya es fuente de ficción de primer orden, ya sea explotando su perspectiva histórica, el mundo empresarial que la rodea o las luchas de poder a través de Internet. En el pasado reciente hemos tenido series que explotaban diversos registros, desde la comedia de IT Crowd al terror social de Black Mirror. Ahora, Estados Unidos ha cogido el testigo y varias productoras apuestan fuerte por las series geeks.
Hoy vamos a hablar de:
Mr. Robot
Simplemente una de las mejores series de intriga de los últimos tiempos, Mr. Robot mezcla cultura hacker con trastornos paranoides. Es una serie llena de parafernalia tecnófila (rootkits, worms, honey pots) pero que no hace dura una historia llena de asideros. Las referencias van desde obvias deudas a El Club de la Lucha, el guiño a un fenómeno como Anonymous o la idea clara de que este sistema no lo manejan nuestros políticos sino grandes gigantes tecnológicos. En este caso, Evil Corp podría ser tanto Google como Facebook o Apple.
Un protagonista que a la vez es héroe y desecho humano (sociópata, yonqui, incapaz de distinguir realidad y ficción…) es el mayor encanto de una historia en la que queremos creer. ¿A quién no le tienta una revolución, si no real, en la ficción? El perdido Elliott nos ofrece esa esperanza en que la hormiga, aun con todo en su contra, conseguirá romper las reglas de un juego en el que no pidió participar.
Mr. Robot, aún en curso y con material para 4 o 5 temporadas promete ser una serie de culto en el ámbito hacker y simplemente internauta. O sea, potencialmente, para todo el mundo.
Silicon Valley
El humor ya se ha centrado mucho en la figura del empollón. Primero sería el empollón de colegio. Acordémonos de por ejemplo, Steve Urkel, aquel insufrible cerebrito cuyas pintas hoy seducirían al hipster más concienzudo de tu bloque. Con Internet, esa figura evolucionó a genio informático con nulas habilidades sociales. La magistral sitcom británica The IT Crowd es la decana del humor más friki y de momento nadie la tose.
Tampoco lo hace Silicon Valley, que se centra en la figura del informático desde otro punto de vista: el fascinante mundo de las startups. Valiéndose de esta alienante y endogámica cultura empresarial, la serie cuenta una historia de brillantes perdedores encabezados por un Richard Hendricks que tendrá que enfrentarse a una odisea de abogados, contratos, espionajes y zancadillas para que su hallazgo técnico prospere.
El resultado más que desternillante es un agridulce vía crucis de éxitos y fracasos que se ríen desde dentro de un mundo tan llamado a dibujar nuestro futuro, como absurdo y desconectado de la sociedad misma. Gurús de medio pelo, nuevos ricos y trepas por doquier pululan por el corazón tecnológico de América y no parece que la caricatura esté demasiado alejada de la realidad.
Halt and Catch Fire
Esta serie ahonda en un momento clave para el boom de los ordenadores personales en los 80, ese punto de inflexión en el que pasan de ser meras máquinas ofimáticas a acercarse al tótem multiusos que conocemos hoy.
La serie no sólo juega con la complicidad de quien tiene conocimientos informáticos sobre bios, sistemas operativos, placas base, juegos retro, etc. Uno de sus principales atractivos es la representación de su momento histórico, esos 80 en los que la mayoría de la audiencia serían unos mocosos o incluso no existían aún. Así escenifica, valiéndose de sus protagonistas, una tensión estética entre yuppies, geeks y punks. El dinero contra la creatividad y el afán comercial contra la genialidad son las luchas principales por controlar el desarrollo del ordenador del futuro.
La historia, que no se centra en el mentado Silicon Valley sino en el más abrupto entorno de la Silicon Praerie de Texas, parece razonablemente real. Es ficticia, al igual que la empresa protagonista, pero está vagamente basada en la ascensión de Compaq como rival de IBM en el mercado de la informática de consumo. Con este trasfondo, Halt and Catch Fire da lecciones de historia de la informática, sin ser pedante. Los dramas personales, las tensiones sexuales, la búsqueda de la inmortalidad o el miedo al fracaso son los temas principales con los que cualquiera se puede identificar. La selección musical que sale de los cascos de la protagonista Cameron Howe también es muy ilustrativa del hardcore y post-punk de la época.
Las series geeks parecen un valor seguro. Internet ha pasado en pocos años de ser un símbolo de futuro a algo que rodea las cosas más simples de nuestro día a día. Sin embargo, sus entrañas, su complejidad técnica y organizativa es algo que al común de los mortales se le escapa. Ahí, en esa mística de lo científico pero desconocido, encontramos la clave de esta nueva ficción basada en la informática, los geeks, los hackers o la cultura empresarial tecnológica.