«Tomorrow’s Harvest» son 17 cortes de mágica IDM (intelligent dance music) a la que le sobra la D, de banda sonora a un complejo filme de ciencia ficción que nunca se rodará. Una hora de sonidos tan estimulantes y coloristas como evocadores de un paisaje solitario y dramático. Quizá por eso fue tan apropiada la sobria presentación de algunos de sus temas que hicieron en medio del desierto de Mojave, acorde con el misterio que todos sus movimientos emanan.
Entre las redes de teclados de «Reach for the Dead» a la obsesión onírica de «Jaquard Causeway», la agradable envoltura robótica de «Cold Earth», la pegada trip-hop de la hermosa «Nothing Is Real» o el excitante crescendo de «New Seeds», el dúo crea un complejo devenir ambiental en el que dejar perderse al oyente.
Cuánto se puede conseguir con la repetición de un loop adecuadamente ornamentado o de una evolución de sintetizadores en su justo punto, es la mejor lección que los escoceses continúan ofreciendo al mundo de la electrónica. Y así, conseguir ambientes especiales, sugerentes y emocionantes en base a mantenerse fieles a una visión. «Tomorrow’s Harvest» es Blade Runner, es 2001, son sintetizadores analógicos, es Polaroids y VHS quemados, es nostalgia y sin embargo es avance. Es, en definitiva, una parte del pasado que siempre será futuro.