Entre anuncios de colonias, turrones y cada vez menos, de juguetes, la publicidad televisiva navideña reserva una parte a anuncios de carácter épico, cuyo objetivo es enganchar con el espíritu tan sentido que a muchos embarga en estas fechas. Parecía que con las nuevas tecnologías, la tradición de grandes anuncios navideños estaba un poco en recesión. Pero no, precisamente los anuncios que marcan la navidad, Internet mediante, están viviendo una segunda juventud. Lo malo es que vienen con el pésimo gusto por bandera.
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