Todos podemos escribir, pero el resultado no siempre es el deseado. Evitar caer en clichés y otros errores de carácter leve pero que restan valor, es un paso decisivo para encarrilar nuestra redacción hacia su verdadero fin. No lucirnos, ni vomitar pensamientos, sino comunicar de forma efectiva. En esta entrada quiero hablar de cómo refinar posts para llegar mejor a nuestra audiencia.
A todos nos ha pasado y en cierta medida nos seguirá pasando. Escribimos y caemos en lugares comunes, incluyendo cosas que no aportan nada o enrevesando lo que no hace falta como si estuviéramos escribiendo una tesis.
¿Por qué son especialmente importantes estos errores? Porque es muy, pero que muy fácil, caer en ellos. Eso nos obliga a estar atentos y como con todos los problemas, lo primero es detectarlos.
Seguro que hay más, pero he aquí 10 de los principales tics en los que caen muchos textos, haciéndolos densos, artificiales o poco atractivos.
Hoy vamos a hablar de:
- 1 1. Sembrando la duda
- 2 2. Frases de quedar como un «crack»
- 3 3. Vocabulario rebuscado
- 4 4. Localismos
- 5 5. Frases asfixiantes
- 6 6. Se ha escrito una pasiva
- 7 7. Falta de concordancia
- 8 8. Muchos adverbios acabados en -mente
- 9 9. Hazme caso, lector, estoy aquí
- 10 10. Elementos no hilados
- 11 Refinar posts, tan fácil como leer en voz alta
1. Sembrando la duda
Un exceso de «quizás», «probablemente», «creo que» y «parece que» darán a tu artículo un tono débil, de que ni pinchas ni cortas.
Lo normal cuando escribimos un blog es que demos nuestra opinión. Por ello solemos rehuir de frases categóricas, pues no queremos pecar de prepotentes y caer fatal. Eso está bien, pero no debemos pasar al otro extremo, el de mostrar dudas sobre lo que decimos. Si tú no te crees lo que dices, ¿quién lo hará? Un artículo con miedo a decir las cosas claras, es un fracaso.
Si de lo que se trata es de que utilizas fuentes ajenas que no has podido contrastar, cítalas. Así te quitas de encima el peso de esas opiniones, a la vez que le das fiabilidad con referencias al artículo.
2. Frases de quedar como un «crack»
A estas alturas ya sabemos cuando alguien se está tirando el moco en un texto. Se suele detectar porque no para de usar frases rimbombantes, lapidarias, etc. Resulta innecesario, pero especialmente cuando queremos hacer un triple tirabuzón usando expresiones que no controlamos, que hemos visto por ahí y parece que quedan del copón. Por ejemplo una muy clásica que no deja de arrancarme sonrisas es «cuanto menos» que en realidad se dice «cuando menos». Otra que se me ocurre, muy de querer impresionar es «a grosso modo», cuya preposición inicial sobra. Lo que quiero decir, grosso modo, es que usar expresiones que no controlamos es, cuando menos, peligroso. 😉
3. Vocabulario rebuscado
Al igual que con las frases hechas, a menudo buscamos sinónimos por encima de nuestras posibilidades. No hay nada de malo en verbos como «ser» o «hacer», no devalúan nuestro texto. Si podemos «usar» en vez de «utilizar», tanto mejor. Si podemos «influir», ¿para qué queremos «influenciar»? Lo simple mola.
4. Localismos
Si algo bueno tiene Internet es que, por defecto, llegamos a todo el mundo que entienda nuestra lengua. En nuestro caso, el español. Yo sé que lo que escribo va a ser fácil de entender para una persona de Bilbao o de Cádiz. Aunque se me escape alguna expresión muy de mi tierra, van a saber de lo que hablo.
Pero si comienzo a hablar con un lenguaje demasiado familiar, con argot, mezclado con sarcasmos, etc, quizá llegue a mi blog público latinoamericano que encuentre mi texto algo pesado de seguir. O gente que haya aprendido un perfecto español académico pero que no sea su lengua nativa. Por eso, ser neutro en el lenguaje puede ser un aspecto a cuidar.
Claro, ésto sólo si procede. Si tu escribes para un público de la región de Murcia, pues oye, a tope con los localismos, por qué no.
5. Frases asfixiantes
Uno de los mayores males del escritor casual son las frases muy largas. Se nos ha inculcado de algún modo la idea de que complejidad equivale a maestría. Sí, podemos hacer frases de cinco renglones con siete subordinadas. Y son perfectamente correctas. ¿Pero sabes en lo que pienso yo cuando leo una frase así? En un escritor vago. En alguien que ni se ha leído lo que ha escrito para ver lo difícil que resulta de comprender de principio a fin. Una frase ilegible es el mejor pretexto para que abandonen tu texto. Venga, que no nos cobran por poner puntos.
6. Se ha escrito una pasiva
Es otra pata del mal anterior. Queremos escribir como literatos, como periodistas, como «gente seria». Y lo que realmente necesitamos es comunicar y hacernos entender. Las formas pasivas sólo sirven para casos muy concretos. «Se ha hallado un cadaver en la orilla del río» bueno, tiene un pase aunque siempre puedes poner «Hallan» o «La policía halla». Pero, ¿por qué decir «Se ha presentado el nuevo Iphone» cuando podemos decir «Apple presenta el nuevo Iphone»?
7. Falta de concordancia
Los más cinéfilos saben lo que es el raccord o la continuidad espacio-temporal entre planos. Por ejemplo si dos personas están teniendo una conversación cara a cara, deberán tener miradas enfrentadas. Y si en el plano de una hace sol, en el de la otra no podrá estar lloviendo o nos rompería los esquemas.
Igualmente, un texto tiene una continuidad. Si estás narrando una historia, debes mantener tiempos verbales coherentes.
«Cuando estuve en París visité muchos lugares de interés. Hemos ido al Louvre, a los Campos Elíseos y a la Torre Eiffel.»
¿Estuviste hace un año o has estado ayer? ¿Quiénes habéis estado? Acabas de introducir un cambio de sujeto y el lector no sabe si es un dato importante o no. Tu texto se entiende (de momento), pero lo estás enrevesando sin motivo.
8. Muchos adverbios acabados en -mente
Especialmente, tranquilamente, específicamente, curiosamente, detenidamente… los adverbios terminados en «-mente» son muy socorridos y fáciles de usar. Pero su uso reiterativo en un texto provoca un efecto cacofónico y de complejidad innecesaria. A menudo podemos sustituirlos por formas más sencillas. Conviene usar un «sobre todo» en vez de un «especialmente» o un «con detenimiento» o «al detalle» en vez de «detenidamente». El contexto lo es todo.
9. Hazme caso, lector, estoy aquí
Algo cada vez más de moda en el blogging es el truco de apelar al lector, generalmente con preguntas. Yo lo hago, en este texto queda patente. Pero trato de hacerlo de una forma justificada y natural, para hacerte partícipe de cosas que plantearnos juntos. Si estuviera todo el rato preguntando, ¿no sería un poco acosador? ¿a que te irías del blog sin mirar atrás? ¿tengo razón o no? ¿estás ahí? ¿hola? Pues eso, acaba siendo molesto.
10. Elementos no hilados
Algo fundamental en la lectura es la fluidez. Un artículo aborda un tema determinado y por tanto, no debe dispersarse. Al contrario, debe tener una idea fundamental que se desarrolle de forma ordenada y comprensible. Esto se traduce en ideas que conducen a otras ideas. Que no se introduzcan nuevos conceptos sin explicar de dónde vienen. Veamos un ejemplo:
«Escribir sencillo en nuestro blog es la mejor manera de comunicar de forma eficiente. No te olvides tampoco del SEO, que es muy importante.»
Claro que el SEO es importante, pero ¿a qué viene eso en dicho contexto? Si realmente queremos hilarlo, podemos hacerlo introduciendo esa idea en otro párrafo, pero con una secuencia razonada. Por ejemplo podemos decir que escribiendo sencillo llegaremos mejor a la audiencia y eso combinado con un buen SEO nos llevará a obtener grandes resultados para nuestro blog.
Este tipo de lapsus se producen cuando tenemos un esquema mental que no sabemos plasmar bien. En nuestra cabeza los conceptos están ligados, a buen seguro que no lo hemos escrito por azar, pero tenemos que saber explicarlo.
Refinar posts, tan fácil como leer en voz alta
Lee tus textos. Así de simple. Termínalos. Coge aire. Espera un día si te puedes permitir ese lujo. Reléelo y corrige sin miedo. Si lo lees además en voz alta, todo lo que chirría en tu texto te parecerá evidente.
Si sigues esta estrategia para refinar posts, te asombrarás de encontrar errores ridículos, repeticiones, frases sin sentido y conceptos de difícil digestión. Lógico, la prensa tradicional no lleva toda la vida teniendo correctores por pasar el rato. Tener errores o más bien, cosas que limar, no tiene nada que ver con ser buen o mal escritor, son descuidos, malas pasadas que nos juega la mente.
Recuerda una vez que tu texto esté para concurso, que un post no sólo es el texto y que un blog no es sólo escribir.
Si sabes de otros pequeños errores problemáticos, cuéntamelos en comentarios, que se trata de mejorar entre todos.