¿El tamaño importa en las entradas de blogs? Leerás muchas opiniones de expertos SEO en torno a los beneficios de escribir textos cortos contra textos largos. Se repiten mantras como «la gente no lee, sólo escanea» a favor de los textos cortos o «a Google le gustan los textos largos», que no dejan de ser verdades a medias. Textos largos o textos cortos: podemos elegir entre abrazar uno de esos dogmas de fe sobre los contenidos o adoptar una postura crítica. Si quieres ser de los últimos, estás conmigo.
El tamaño de un texto en un blog debe ir determinado por dos factores básicos. Uno es tu temática (aquí incluyo la audiencia y lo que quieres conseguir de esa audiencia). Y el otro es tu estilo escribiendo, que dependerá de lo primero pero siempre tendrá que tener parte de ti, de tu humor, de tu forma de expresarte, de tu perfeccionismo, etc. Si no, serías uno más.
Mi media por entrada en este blog está algo por encima de las 1.000 palabras. Y no es algo premeditado, al revés. La idea es alternar temas complejos con otros más sencillos, de forma que deberían tener diferente extensión, pues las necesidades de desarrollo son, a priori, diferentes. O sea, que escribiría textos largos o textos cortos según el tema. Pues no hay forma, casi siempre me lío porque quiero que las entradas traten los temas de forma exhaustiva. A ver cómo termina este.
Hoy vamos a hablar de:
Contenidos cortos
En principio, elaborar contenidos cortos tiene muchas ventajas. Es más sencillo de escribir. Piensa que toda entrada de un post suele tener una entradilla y una conclusión. Con eso ya haces un par de párrafos que serían casi la mitad de un post corto. Es decir con una idea simple que desarrolles, tendrías una entrada de blog breve con relativamente poco esfuerzo.
También es más sencillo de leer. Un post corto no da a equívocos, pues no puede permitirse irse por las ramas y así se consigue que el lector se centre en la idea principal. Además sabemos que la gente en general no lee, sino que escanea información, por tanto un post corto con las negritas bien puestas podría ser una lectura liviana, más atractiva visualmente y suficiente.
Contenidos largos
Los textos largos son ideales para desarrollar una idea con todas sus consecuencias y para explicar las cosas mejor. Cuando se trata de hacer algo con fines didácticos, un post largo es lo ideal porque no sólo quieres contar una idea sino explicar por qué es así. Dependiendo del tipo de contenido, esto se puede concretar de varias maneras. Si por ejemplo se habla de un fenómeno actual como la moda del cupcake, podemos poner en antecedentes sobre los orígenes y evolución de este producto. Si en cambio nuestro artículo trata de dejar claro un concepto tipo «las imágenes en tu web son fundamentales», seguramente quieras contar tu experiencia al respecto y qué es lo que te lleva a hacer esa afirmación.
Es verdad que como lectores valoramos que de un texto aflore una idea sencilla, que no deje dudas. Pero nos convence más quien enumera ventajas e inconvenientes antes de llegar a una conclusión. Esto nos hace confiar en esa opinión, pues al razonar lo que dice, vemos que no es lo primero que se le pasa por la cabeza. Además deja más espacio para posicionar por palabras clave complejas (long-tail) y dado su tratamiento profundo es más fácil que se convierta en artículo evergreen de referencia y sea enlazado por otros.
Respecto al riesgo de introducir «paja» con un post largo, hemos de pensar que esto sólo sucede si fuerzas tu extensión. Si tu tema es simple, pero te planteas de antemano que has de escribir 2.000 palabras, divagarás, darás vueltas a lo mismo e inevitablemente, aburrirás. Por otro lado cualquier texto, largo o corto debe ser pulido a posteriori para garantizar que no te has pasado con la redundancia y el circunloquio.
El contenido de calidad por encima de todo
La máxima por la que nos debemos regir es elaborar buen contenido, sin importar si es corto o largo. Alguno pensará: «ya, esa es la respuesta políticamente correcta, ahora dinos el truco de verdad». Lo siento, no hay truco. Desde el punto de vista SEO no hay pruebas de que uno sea mejor que otro. Sí que hay pruebas en cambio de que Google acerca cada vez más su algoritmo a la percepción humana.
Es decir, que lo de escribir para el ordenador ya se acabó. El robot de Google no va a llegar y decir: «mmm, 3000 palabras sobre un tema, debe ser todo un experto», si tu entrada no cuenta con otros indicadores de buena salud. Google tampoco sabe leer el texto y concluir «este tío tiene razón, muy buena entrada», se fija en los enlaces que apuntan a tu post, en su popularidad en redes sociales y en otros aspectos SEO que llevan a concluir que eres una fuente fiable.
Entonces, hemos de escribir para la gente. Lo que nuestro público en concreto quiere, debemos evaluarlo nosotros, primero con intuición y después con prueba y error. Pero estas tres cosas nos gustan a todos, a nivel de texto:
- Claridad: Trata de no sembrar dudas, tu lector quiere despejarlas, no terminar de leer y estar más perdido que antes.
- Sustancia: Analiza tu texto para decir lo que quieres sin dar más vueltas de las necesarias. ¿Puedes decir algo en 300 palabras? Adelante. ¿Crees que con 1.000 queda más claro? Adelante también.
- Textos bien hilados: Sobre todo en textos largos, es importante que los textos tengan un hilo conductor, que un párrafo lleve a otro y que no parezca un puzzle de ideas dispersas.
La intención de búsqueda SEO y la longitud de textos
Un concepto muy en boga en SEO es la intención de búsqueda. Se refiere a lo que está buscando el usuario cuando llega a tu contenido. ¿Busca informarse en profundidad, busca resolver una duda puntual, busca una solución en forma de producto, etc.?
Es importante saber qué necesidad queremos resolver con nuestro texto. No es lo mismo si un amigo te preguntase:
«¿Qué temperatura hace en Bilbao en diciembre?»
«¿Cómo es el clima en el País Vasco?»
«¿Qué ropa necesito para pasar un invierno en Euskadi?»
Probablemente a la primera le contestarías con un dato concreto (texto corto), a la segunda con un texto más largo y a la tercera además de información le podrías proponer comprar unos chubasqueros y botas de monte.
Ya, pero… ¿textos largos o textos cortos?
Llegamos a las conclusiones y entono el mea culpa si aún no te ha quedado claro. Pero es que no hay una respuesta única y el sentido común se impone. No existe una verdadera rivalidad, un todo o nada que determine si hay que escribir textos largos o textos cortos.
Para un blog como éste y como muchos otros, lo mejor son textos de cierta extensión. Primero porque permiten desarrollar conceptos y mi objetivo es hacer partícipe de mis reflexiones y conclusiones. Y segundo porque no se trata de un blog de actualidad, no tengo la necesidad de publicar un post cada vez que Facebook cambia un algoritmo o Matt Cuts (de Google) dice que cuidado con tal práctica sospechosa de cara al SEO.
Igual que hay quien hace posts muy cortos sólo por causar una impresión (frescura, inmediatez), hay quien los hace muy largos para dar otra (falsa autoridad, postureo). Para mí lo ideal son textos entre 600-1.500 caracteres. Siempre depende de la temática, pero por debajo de 600 suele haber riesgo de «contenido flojo», escrito a vuelapluma con el objetivo de publicar ya. El contenido a base de listas, tan de moda, funciona de modo instantáneo pero no a largo plazo y soy partidario de hacer contenido más extenso, sintetizando lo importante en una infografía. Y es que veo una relación clara entre el esfuerzo que supone escribir un post largo y la reflexión que hay detrás.
Esto no quiere decir que un post largo no pueda ser un rollo macabeo. Según nos acercamos a 2.000 caracteres, corremos el riesgo de aburrir y habremos de plantearnos si estamos metiendo relleno o fallando en delimitar conceptos. Tal vez de un post podamos sacar dos, como me pasó a mí cuando quise escribir sobre el calendario editorial y al salirme un post gigante me dí cuenta de que tenía sentido hacer un post sobre el concepto y su necesidad y más adelante otro abordando la parte técnica.
En definitiva, haz posts largos o cortos según te lo pida el cuerpo y/o tus lectores. Preocúpate mucho menos de la extensión y mucho más de que no sea contenido flojo y de satisfacer la intención de búsqueda, también atendiendo a aspectos como lo narrativo o lo visual. Así, conseguirás hacer contenidos con gancho de los que tanto tú como tu audiencia os quedaréis más satisfechos.
Ya ves, al final 1.400 palabras. 😉
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